Justificación

Barcelona es la ciudad más ruidosa del mundo occidental; más ruidosa que París, Londres o Nueva York.

Según la OMS, la contaminación acústica es el segundo factor ambiental más perjudicial para la salud de las personas, ya que provoca estrés, trastornos del sueño, bajo rendimiento, hipertensión, diabetes, enfermedades cardíacas y obesidad, entre otros, y tiene repercusiones negativas en el desarrollo cognitivo de los niños. La exposición a ciertos niveles de contaminación acústica dificulta las conexiones neuronales y provoca el deterioro cognitivo infantil.

La escuela es un espacio de socialización y aprendizaje donde el niño pasa buena parte de su vida con el objetivo de desarrollarse de forma integral. Para que este desarrollo se haga realidad, la escuela debe garantizar un entorno sonoro saludable (tranquilo, silencioso, respetuoso) y, al mismo tiempo, debe promover situaciones de aprendizaje que favorezcan la práctica de la escucha contemplativa del sonido y del silencio. El ruido ambiental y el movimiento constante del alumnado en el aula se convierten en elementos disruptivos que dificultan el desarrollo de una atención sostenida y adecuada.

La música, el silencio y el contacto con la naturaleza pueden ayudarnos a tomar conciencia de esta problemática. Escuchar música de calidad o los sonidos de la naturaleza de manera más consciente puede ayudarnos a reconectar con nosotros mismos y con la capacidad innata que tenemos de escuchar, observar y crear.