Me exalta lo nuevo y me enamora lo viejo

Xavier Puig, director del Orfeó Català y del Cor de Cambra del Palau de la Música Catalana

Esta temporada que presentamos contiene los ejes básicos de nuestro proyecto: el cultivo del gran repertorio coral y coral-orquestal –aquel que representa el busto de Beethoven o las valquirias a la derecha del escenario del Palau–, pero también el descubrimiento de obras poco o nada conocidas por los coros y el público, que nos estimulan como intérpretes y despiertan la curiosidad de los oyentes.

Aunque formo parte del Palau como director del Cor de Cambra desde hace siete años, esta temporada me estreno en estas páginas como director del Orfeó Català.

En primer lugar, quiero agradecer la confianza de la Dirección, de la Junta y de todos quienes me han propuesto, y quiero hacer un reconocimiento público a la enorme labor de mi predecesor, Pablo Larraz. De los muchos aspectos positivos de su legado, me gustaría destacar su entrega en la configuración de una auténtica familia coral: un hilo conductor desde los más pequeños hasta los mayores que nos une en torno al canto coral. Es un legado que asumo y que procuraré continuar. Igualmente, quiero decir que me siento heredero de la gran tradición de directores del Orfeó Català, maestros y amigos como Salvador Mas, Jordi Casas Bayer, Josep Vila i Casañas, Simon Halsey, así como de grandes referentes del canto coral en Cataluña como Manuel Cabero, Oriol Martorell, Pep Prats…, a quienes tanto debemos. Espero ser un digno sucesor y estoy dispuesto a dedicarle los mejores años de mi vida.

Esta temporada que presentamos contiene los ejes básicos de nuestro proyecto: el cultivo del gran repertorio coral y coral-orquestal –aquel que representa el busto de Beethoven o las valquirias a la derecha del escenario del Palau–, pero también el descubrimiento de obras poco o nada conocidas por los coros y el público, que nos estimulan como intérpretes y despiertan la curiosidad de los oyentes. En este sentido, destaca la colaboración del Orfeó y el Cor de Cambra con la Orquesta Filarmónica de Los Ángeles y Gustavo Dudamel afrontando un reto coral mayúsculo como es la Missa solemnis de Beethoven, que el Orfeó no interpreta desde 1963. Y también, contiene el germen de lo que debe ser nuestra identidad coral, que no puede ser otra que la música catalana –la parte izquierda del escenario, presidida por Clavé. Será nuestro patrimonio coral, que debemos cultivar y revivir adaptándolo, si es necesario, a nuestra realidad. Encabezado por las figuras de Antoni Nicolau, Amadeu Vives, Francesc Pujol y Lluís M. Millet, todavía nos sorprende con obras por descubrir que queremos grabar para dar a conocer.

Pero, muy especialmente, los coros del Orfeó Català queremos ser impulsores, intérpretes, difusores y embajadores de la actual generación de Compositores Corales Catalanes Contemporáneos, que hemos bautizado con el nombre de Generación C. No tengo ninguna duda de que vivimos un momento excepcional en este sentido y que nunca habíamos tenido la cantidad, diversidad y calidad de compositores especializados en la escritura coral como tenemos ahora. Con ellos y ellas debemos construir un Palau de la nueva música coral catalana, que marcará el camino del futuro como familia coral: el sonido propio, nuestro lenguaje y nuestra identidad. Porque, aunque la publicidad se fundamenta en los grandes nombres de los intérpretes, quienes realmente transforman los instrumentos, los conjuntos y la historia de la música son –han sido siempre– los compositores cuando encuentran un terreno propicio para desarrollar su creatividad.

Esta es nuestra misión principal. Este es el trabajo de fondo que ya ha comenzado y que queremos planificar e impulsar. Es, sin duda, lo que quedará de nuestro esfuerzo actual en la historia y por lo que seremos recordados.

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