BUNIATISHVILI, Khatia (c)Gavin Evans-Sony Classical

El próximo lunes, 21 de febrero (Sala de Conciertos, 20 h), la pianista georgiana Khatia Buniatishvili, artista muy querida por el público del Palau de la Música Catalana, volverá a la sala modernista invitada al ciclo Palau Piano con un programa que recorre algunas de las páginas más celebradas de la composición para piano de autores como Frédéric Chopin y Franz Liszt, así como de Erik Satie, Johann S. Bach, Franz Schubert y François Couperin. Una nueva cita para el numeroso público fiel, que crece año tras año, de esa intérprete de talento, musicalidad e inteligencia al servicio de unas manos prodigiosas. Sus recreaciones de obras del repertorio pianístico, que se caracterizan por el apasionamiento con el que las defiende y el enorme virtuosismo con el que afronta cada interpretación, hacen de sus conciertos eventos sorprendentes y emocionantes.

De Chopin, Buniatishvili interpretará "cuatro páginas selectas" como son el "inolvidable" Preludio núm. 4, en Mi menor, op. 28 y la “onírica y sutil” Mazurca en La menor, op. 17 núm. 4, ambas piezas "como representación del Chopin más íntimo y contemplativo", y el Scherzo núm. 3, en Do sostenido menor, op. 39, “con sus arpegios descendientes combinados con una melodía basada en acordes”, y la Polonesa en La bemol mayor, op. 53, “modelo de virtuosismo, de apasionamiento”, según explica el crítico musical Lluís Trullén en el programa de mano del concierto. De Franz Liszt ofrecerá tres perspectivas distintas. “El Liszt en «versión original» representado con la bellísima y trascendente Consolación núm. 3; el Liszt que busca la música de otros autores, el transcriptor, el de las paráfrasis, que adopta con maestría y creatividad una melodía tan bella como el celebérrimo lied Ständchen de Schubert y el que se adentró en un monumento como es el Preludio y fuga en La menor, BWV 543, obra que Bach escribió originalmente para órgano y que el compositor húngaro adaptó magistralmente al piano”, explica Trullén. Y también "el Liszt que fue motivo de inspiración para un virtuoso como el legendario Vladimir Horowitz", con la adaptación de su Rapsodia húngara núm. 2.

El programa se completará con la “onírica placidez” de Gymnopédie núm. 1 de Satie, con el que se iniciará el concierto; el Improntu núm. 3, en Sol bemol mayor, op. 90 de Schubert; una mirada al Barroco con “una adaptación sutil y solemne de la inolvidable” “Ària” de la Suite para orquesta núm. 3, en Re mayor, BWV 1068 de Bach; y Les barricades mystérieuses de Couperin, “en las que el juego obstinado desde el registro grave sobre una melodía casi minimalista fue definido por el clavicembalista Scott Ross como un tren que parece querer arrancar”.

Khatia Buniatishvili, nacida en Georgia en 1987, posee una “técnica deslumbrante, lirismo intenso y una amplia gama de matices capaces de mantener la tensión musical sin forzar la naturalidad del discurso musical”, según el crítico Javier Pérez Senz. Ofreció su primer concierto con la Orquesta de Cámara de Tiflis con seis años y saltó a la escena internacional cuando tenía diez. En 2008 debutó en el Carnegie Hall de Nueva York y desde entonces la pianista ha actuado en los escenarios y festivales más importantes del mundo, junto a los mejores directores y orquestas.

Su discografía incluye los trabajos Liszt Album (2011, premio ECHO Klassik), Chopin Album (2012), Motherland (2014) y Kaleidoscope (2016, premio ECHO Klassik) con Sony Classical, así como Piano Trios con Gidon Kremer y Giedre Dirvanauskaite (ECM, 2011) y las Sonatas para violín y piano de Franck, Dvořák y Grieg con Renaud Capuçon (Erato, 2014). También los Conciertos núm. 2 y núm. 3 de Rakhmaninov con la Filarmónica Checa y Paavo Järvi (Sony Classical), y ya en 2019, Schubert recital (Sony Classical). Su disco más reciente es Labyrinth (Sony Classical, octubre de 2020), con obras de Chopin, Bach, Brahms, Rachmaninov, Liszt, Satie, Morricone, Villa-Lobos, Cage y Pärt.

(fotografía de Khatia Buniatishvili ©Gavin Evans-Sony Classical)

La pianista Khatia Buniatishvili vuelve al Palau de la Música Catalana para interpretar algunas de las obras para piano más celebradas