Mozart es conocido por su habilidad para crear música compleja pero bellamente estructurada. La Sinfonía concertante para violín y viola -obra que exige un gran nivel de virtuosismo por parte de los solistas- no es una excepción y ofrece al oyente la oportunidad de disfrutar de una gran variedad de texturas y melodías intrigantes. Julian Rachlin, en su doble vertiente de violín solista y director, interpretará junto con Sarah McElravy esta composición insigne del genio salzburgués junto con obras de de Berezovski y Martines. El programa será culminado con la Sinfonía n.º 41 “Júpiter”, una de las sinfonías más imponentes y ambiciosas de Mozart. Contiene algunas de las reflexiones más profundas sobre la naturaleza humana como la vanidad, la ira, la tristeza y la joya. Escuchar esta sinfonía es una oportunidad para conectar con las emociones y las reflexiones del compositor y experimentar una profunda conexión con la música.